25 de Junio de 2013
El Minsal y la rebelión de los médicos jóvenes
Lo que el Ministerio de Salud no ha logrado comprender es que hoy existe una generación demédicos que está dando una pelea no sólo por cláusulas ilegales y arbitrarias en sus contratos, sino que se encuentra ante una generación que tal como ha ido ocurriendo en educación busca posicionar una contienda ideológica respecto a si se puede seguir o no precarizando un sistema de Salud Estatal.
Con este diagnóstico, el Ministerio de Salud a partir del año 2010 inició junto a la Asociación de Facultades de Medicina, una planificación que permitiere reducir las brechas. El esfuerzo se enfocó fundamentalmente en ampliar la formación de especialistas en el sistema público y lograr la retención de éstos dando obligatoriedad a la permanencia por un periodo de nueve años. Además del ya existente programa de los Generales de Zona (médicos que reciben formación de especialidad, luego de atender algunos años en las zonas aisladas del país), se idearon dos tipos de programas: Forebas, programa de formación de especialidades básicas en la atención primaria de salud, en que una primera etapa de seis años se realiza la formación (tres años) intercalada con años de trabajo en consultorios y luego se incorpora tres años más en calidad de especialista. El segundo es el CONE (concurso nacional de especialidades) donde se realiza un periodo de formación de tres años en la especialidad y luego se devuelve por un periodo de seis años en hospitales regionales.
Según fuentes del Ministerio de Salud hoy existen 993 médicos en estos programas, siendo la mayor vía de formación de especialistas en el país.
No obstante, a medida que los programas avanzan, se ha evidenciado que la fórmula actual propuesta por el Ministerio de Salud para la formación, precariza aún más la condición de los médicos que ingresan al sistema, obligándolos a permanecer en malas condiciones laborales por nueve años, sin conocer con exactitud las condiciones del programa completo, firmando escrituras con multas asociadas que llegan hasta los 142 millones de pesos, e incluso solicitando avales con solvencia financiera, lo que atenta contra la meritocracia y discrimina a quienes lograron formarse desde los estratos más pobres. El modelo propuesto por el Ministerio de Salud es un desincentivo claro a que el recurso formado, persista luego de terminado el convenio en el Sistema Público de Salud. Es impensable solucionar la crisis y fortalecer el sistema sin políticas adecuadas del recurso humano, lo que incluso ha hecho presente la Presidenta del CUT, Bárbara Figueroa sobre este conflicto específico.
Un aspecto relevante, que ha complejizado aún más el tema es que el actual director del Departamento de Formación y Capacitación del Ministerio de Salud, el Médico Pablo Araya, es a su vez el presidente del Regional Santiago del Colegio Médico lo que ha hecho que se dificulte la vía del colegio médico como interlocutor, dado el claro conflicto de interés del Dr. Araya. Esto ha llevado a que los médicos jóvenes se agrupen en una organización denominada Residentes Chile, que reúne a más de 500 médicos de cinco regiones del país, y que ya han presentado un primer recurso de protección por despidos arbitrarios e ilegales que se estarían efectuando en el Servicio Metropolitano Occidente a 10 médicos en formación.
Lo que el Ministerio de Salud no ha logrado comprender es que hoy existe una generación de médicos que está dando una pelea no sólo por clausulas ilegales y arbitrarias en sus contratos, sino que se encuentra ante una generación que tal como ha ido ocurriendo en educación busca posicionar una contienda ideológica respecto a si se puede seguir o no precarizando un sistema de Salud Estatal. Una generación que quiere tener la posibilidad de desarrollarse en el sector público y no tener que trabajar en el sector privado porque concibe a la salud no como un bien individual o de consumo, sino como un bien comunitario y un derecho.